29 abril, 2008

Pensamiento versus burrada filosófica


Cuan difícil puede ser la profunda comprensión de la realidad, es una cuestión de interpretaciones generadas por siglos de falsas interpretaciones reales. Y conclusiones filosóficas que derivan en consciencias degastadas y desanimadas de todo pensamiento constructor.

Cuanto más esperamos conocer, mas nos alejamos del verdadero conocimiento; solo si este puede ser entendido como un principio mutable de la dimensión en la que respiramos. Determinados eruditos sostienen que uno puede “trabajar” su cerebro como un musculo mas adherido a nuestro cuerpo, y este va desarrollándose como los pectorales de un fisicoculturista. Esta creencia, junto con otras similares fue no solo refutada sino completamente contradecía en la medida que se avanzo en el siglo y en el “adelanto tecnológico”. De hecho, durante muchos años, y como rezan muchos tratados, se consideraba al cerebro como una habitación vacía, dispuesta a ser amueblada con aquellas cosas que se considerasen necesarias para el transcurso de la vida, pero había que ser muy meticuloso ya que ese espacio era estático y uno corría el riesgo de ocupar espacios con objetos que no tenían ningún principio practico.

Pero, y si no hubiera un pero no tendría sentido hacer una pregunta, todavía no pudimos establecer la verdad ni la falacia en ninguna de estas premisas. Nadie pudo saberlo absolutamente todo, de la misma manera que nadie puede desproveerse de información que solo le sirve como mero conocimiento general, sin ninguna prestación practica… o acaso ¿Alguien puede saber desde el origen de sus aprendizajes, cuales van a ser las nociones necesarias hasta el fin de sus días?

¿Por que filosofar entonces? ¿Porque tratar de dar explicación a la cotidianeidad? Porque seria terriblemente agotador vivir sin un cause de pensamiento, sin un por que o un quizás… y porque en el fondo necesitamos saciar nuestro desconocimiento haciéndonos creer que podemos conocer un poco mas…